En el anterior escrito ‘Vuelo de una noche’, hablaba de cómo en la pantalla del avión aparecía el mapa de la trayectoria que estábamos realizando entre Pekín y Frankfurt. Fue durante el regreso nocturno del viaje que hicimos con el Colegio de Ingenieros a China.
Esta trayectoria se veía como un arco de circunferencia con la convexidad hacia el norte (…).
En un principio pensé que habría alguna razón para que la trayectoria no fuese recta, que aparentemente sería la más corta posible, supuse que podría ser debido a algo relacionado con el espacio aéreo o a algunos tratados internacionales de vuelo que tenían que ver con la aviación y su seguridad. Pero pronto recordé las enseñanzas sobre astronomía y geodesia de mi profesor de matemáticas de preuniversitario del Instituto de Vitoria. Él nos enseñó que, tanto en navegación como en aviación, había sobre todo dos tipos de rutas; los llamados rumbos ortodrómicos y los denominados loxodrómicos.