Los seguros cibernéticos son la clave para el desarrollo de la resiliencia empresarial
Albert Einstein dijo: “En medio de cada crisis hay una gran oportunidad”. Unos años más tarde, Winston Churchill, trabajando para construir las Naciones Unidas a partir de los escombros de la Europa de la posguerra, adoptó una posición parecida a la de Einstein: «Nunca deberíamos dejar que una buena crisis se desperdicie».
Ni Einstein ni Churchill querían que se dieran las crisis, pero entendieron que forman parte del ciclo de la vida. Nuestras vidas, cada vez más complejas e interconectadas significan que nunca estamos lejos de las dificultades, y de aquellos que planean poner en marcha estrategias para ganar beneficios económicos a costa de sus víctimas. Como es el caso de los piratas informáticos. Para la continuidad del negocio, a día de hoy, las compañías ya pueden proteger su reputación, sus resultados y adelantarse a los ataques con una preparación proactiva.
Estamos hablando de los ciberseguros, un complemento cada vez más indispensable para todo tipo de organizaciones. Independientemente del sector al que se dediquen, el tamaño del negocio o el número de empleados y clientes del que disponga.
La crisis provocada por el coronavirus, sigue resonando mundialmente después de casi un año y medio. La situación de algunos sectores es ventajosa de forma natural sobre otros sectores que se encuentran en desventaja. Por ejemplo, en un mundo cerrado, el comercio minorista obtendrá mejores resultados que las tiendas físicas. Pero dentro de sectores específicos ha habido ganadores y perdedores. Y los ganadores son aquellos que encontraron la mejor manera de mantener sus negocios en marcha para poder seguir ofreciendo sus servicios a los clientes.
Como ya dijo Einstein, o Churchill, toda crisis tiene su parte positiva. Y en este caso podemos decir que ha sido la aceleración digital. La transformación digital era algo en lo que llevábamos años trabajando, pero el coronavirus ha provocado la aceleración de una década.
Entonces, ahora es el momento de enfocarse en adaptar y redefinir los planes existentes, asumiendo los aprendizajes del último año y medio. Y no dejarse intimidar por la naturaleza desconocida de los desafíos. Por ejemplo, al igual que con muchas industrias, el sector de los seguros vio un cambio de empleados que se trasladaron de la noche a la mañana a trabajar desde casa. Lo que mostró fue que, habiendo considerado escenarios que podrían implicar que el personal tenga que trabajar desde casa, la planificación anticipada nos ha permitido ser adaptables para futuras ocasiones.
Sin intervención ni apoyo, las compañías se hunden en la «etapa de fatiga». El cuerpo empresarial se inunda de hormonas del estrés y adrenalina durante largos períodos, y sufren agotamiento y retraimiento. Teniendo esto en cuenta, es crucial no atascarse en preocuparse por eso. La pregunta es: ¿qué hacer con respecto a este impacto, en decir, en el bienestar del personal?
A medida que pasa el tiempo, es posible que incluso comencemos a percibir beneficios inesperados de la pandemia y lecciones aprendidas. Por ejemplo, seguramente, aquellas empresas que se prepararon bien y aún se mantienen en pie contaban con sistemas de TI mucho mejores. Tienen una administración y un personal más resistentes, lo que ha demostrado su flexibilidad y es posible que disfruten de ventajas financieras, como costos de alquiler reducidos; no es necesario renovar los arrendamientos que vencen en grandes complejos de oficinas si el trabajo flexible se convierte en la norma.
Gran parte de las organizaciones ya tienen un conocimiento profundo de las amenazas y oportunidades que plantea nuestro mundo cambiante. Y probablemente ya tengan un Plan de Continuidad Comercial. En el caso de que aun no sea así, ahora es el momento de comenzar, y un buen primer paso es el de la contratación de una ciber póliza para garantizar una mayor ciberseguridad, tanto de los empleados, como de los clientes.
