No es un anhelo, es ya una realidad. En pocos años, gran parte de la industria y la inmensa mayoría de las pequeñas y medianas empresas (pymes) sustentarán su actividad en procesos digitales. En ese sentido, la transición que recoge el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia aprobado por el Gobierno español en abril y garantizado por fondos europeos (Next Generation EU), constituye una oportunidad histórica para crear empleos relacionados con la digitalización. Es una de las conclusiones más importantes desgranadas en la Accenture Digital Conference 7 (ADC7), celebrada en Madrid bajo el título Abriendo paso al cambio. Como dice la vicepresidenta segunda del Gobierno, Nadia Calviño, la digitalización es una “prioridad del más alto nivel” a la que el Plan destina el 30% de su montante (más de 20.000 millones de euros hasta 2023) distribuidos en seis iniciativas: Administraciones públicas, Pymes, conectividad (5G, ciberseguridad…), Inteligencia Artificial, Mejora de habilidades digitales de la población e Impulso del sector audiovisual.
El engrase de los trámites administrativos es uno de los pilares de ese cambio inminente. Pese a que el 84 % de las personas en España interaccionan con su Administración (por delante de Francia y Gran Bretaña), los sistemas institucionales son robustos (han soportado un incremento de un 500% en trámites realizados durante la pandemia), pero también lentos y antiguos. Para hacerlos más eficientes se invertirán 2.600 millones de euros que reformarán la digitalización de servicios como la sanidad, el empleo, la justicia y la Seguridad Social, según Carme Artigas, Secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial.
Artigas advierte que el 43% de la población española no cuenta con competencias digitales básicas y ni siquiera el 10% las tiene avanzadas. Para paliar esta carencia se trabaja en la formación, que resulta decisiva para especialistas en TIC (tecnologías de la información o de la comunicación), de los que en España no hay ni un 2%, y van a ser muy necesarios. “Es una paradoja que tengamos un 14% de paro estructural y no se vayan a ocupar los dos millones de empleos que se van a generar en campos digitales como la ciberseguridad, el procesamiento y análisis de datos, la nube…”, reflexiona Artigas.
Los responsables de la empresa están de acuerdo: es imprescindible la colaboración público-privada en una proporción generosa. Se calcula que, por cada euro público destinado a este proceso, la empresa privada deberá invertir hasta cuatro. Y para que la digitalización alcance a las pymes, Antonio Garamendi, el presidente de la CEOE, reclama el apoyo del sector financiero y que las grandes empresas exijan en sus contratos que la digitalización arrastre a las pequeñas, porque, en la digitalización, “o te aclimatas o te aclimueres”, asegura Garamendi.
Industria inteligente, 5G y la nube
Los próximos años conocerán el desarrollo del potencial que tiene para la industria el 5G, asociado a tecnologías como el edge computing, que acercan la nube al usuario en el borde mismo de la red. “El 5G no es un cambio lineal, sino una revolución estructural que, cuando se masifique, podrá generar 300.000 empleos”, afirma el Consejero Delegado de Telefónica España, Sergio Oslé. “Una pieza fundamental de la industria 4.0 es el concepto de movilidad y flexibilidad en sus procesos. Las comunicaciones inalámbricas son clave, y es ahí donde el 5G tiene su lugar natural. Habilitará tres cosas: eficiencias operativas, mayor productividad y mayor flexibilidad ante cambios del entorno”.
Para un despliegue correcto del 5G, es más que conveniente que la Administración reordene las bandas de frecuencia medias del espectro y licite las bajas. En las jornadas de Accenture, Oslé solicitó soporte público en casos complicados de negocio para que el 5G combata las brechas sociales y geográficas en la digitalización.
En los grandes retos humanos de las próximas décadas habrá cada vez menos brechas geográficas, pero será igual de importante el manejo y la analítica de los datos. Alberto Gutiérrez, presidente de Airbus España, recalcaba la importancia de la ciberseguridad: “Nuestros procesos se basan en la gestión del dato. El Airbus 350 tiene más de 250.000 sensores y esa información sirve incluso para que el traje de un piloto identifique sus reacciones y su grado de fatiga”.
Las operaciones inteligentes aportan valor 360º a las compañías, aunando datos, tecnología y personas. Como indica Inés Guzmán, directora gerente de Accenture Operations, “un 24% de las empresas españolas estarán preparadas para realizarlas en 2023, pero un 7% ya las practica”. Por ejemplo, el Grupo Antolín, dedicado a la fabricación de componentes del automóvil, que podrá integrar en sus piezas inteligentes de iluminación muchos datos nuevos que facilitarán valiosas informaciones al conductor, como explica su CEO, Jesús Pascual. Con esas operaciones inteligentes se consigue un escenario de hiperpersonalización del cliente: “Antes facturábamos con una lectura y un precio al mes, y ahora hacemos 800 lecturas, y podemos incluso individualizar los contratos”, refrenda Javier Uriarte, director de Comercialización de Endesa.
Las ventajas operativas de trabajar en la nube (cloud) son cada vez más valoradas en las compañías. Los responsables de tecnología y sistemas de Banco Santander, Cristina Álvarez, y de Iberdrola, Fernando Lucero, destacan la complejidad de acertar en ese nuevo ecosistema digital. “El 60% de nuestras cargas usan la nube. PagoNxt y Openbank, por ejemplo, están totalmente en nube pública, y ello simplifica nuestro trabajo internamente”, explica Álvarez. Según Lucero, en Iberdrola trabajan en nubes de distintos proveedores y on-premise (software local en computadoras de la organización), “pero el entorno nube resulta más eficiente”.
Trabajo en remoto y sostenibilidad
La pandemia ha acelerado la implantación del teletrabajo y la utilización de la nube, y multiplicó el uso de softwares de videoconferencia como Zoom, que pasó de 10 a 300 millones usuarios en cinco meses, indicando el nuevo paradigma híbrido (en remoto, virtual y presencial) que se extiende en la vida laboral. Entre sus ventajas se cuenta la mejora del impacto ambiental y la conciliación en todas las empresas de casi todos los sectores. Pero en algunos es más que necesario aún el trabajo presencial y en equipo. “No se puede dejar en casa a un joven que va a entrar en el mercado laboral esperando que aprenda solo”, cuenta Antonio Huertas, presidente de la aseguradora Mapfre. Aun así, la crisis hizo que su empresa se adaptara “sin manual” a un cambio que, como confirmó Fernando de Pablo, director general de la Oficina Digital del Ayuntamiento de Madrid, “ha venido para quedarse”. La ciberseguridad supone una preocupación especial en el consistorio, “porque manejamos datos de ciudadanos”, explicó.
El entorno digital plantea nuevos retos también a los profesionales del marketing. Las regulaciones y la desaparición de las cookies les complican cada vez más acceder a datos de los clientes. “Sin datos de consumidores no hay personalización de la oferta –asegura Carmen López, directora gerente de Accenture Interactive– porque el dato es el oro de la personalización, la nueva moneda”.
Los avances tecnológicos analizados en ADC7 confluyen en un propósito global: los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible fijados por Naciones Unidas en la Agenda 2030. Inmersos en esta “década de la acción”, empresas y Gobiernos asumen que el despegue económico proyectado ha de ser inclusivo, digital y también sostenible. Domingo Mirón, presidente de Accenture, destaca que la sostenibilidad, tan perseguida en todos los pasos del proceso productivo (desde el consumidor) es rentable. “La exigen los clientes y los reguladores, reduce costes, riesgos, y los productos sostenibles, a precios razonables, abren mercados”. En esa mentalización trabaja la Red Española del Pacto Mundial, que muestra a las empresas cómo la transición energética o la contratación que atiende a la igualdad de géneros constituyen también oportunidades.
Inspiradores y estrellas
Dos asistentes brillaron especialmente en el ADC7. El futurólogo ‘tecno-optimista’ (así se define él) Matthew Griffin repasó las fantásticas realidades que la tecnología ya hace posibles: alcanzar la vacuna contra la covid-19 en ocho meses, crear unas zapatillas deportivas en dos días o la prodigiosa hiper-velocidad de los motores Raptor creados por Space X que funcionan con metano. Y Chris Barton, creador y primer CEO de Shazam (la app que identifica piezas musicales), relató la génesis de la aplicación que reconoce canciones cuando no existían las aplicaciones.
“En 2002 el teléfono más popular era el Nokia. Marcabas cuatro dígitos en el dispositivo, lo mantenías en alto durante 15 segundos y recibías un mensaje de texto con el nombre de esa canción”, recuerda Barton. “Tuvimos que crear el motor de búsqueda y 20 chicos digitalizaron 1.700.000 canciones poniendo los CDs en el ordenador, uno a uno, para crear la base de datos”. En un momento de semiquiebra pidió a un alto ejecutivo que invirtiera en su proyecto, y le contestó: “Eso no se puede hacer”. Ya con un entorno digital maduro, Apple compró Shazam en 2008 y la incluyó entre las primeras aplicaciones de AppStore. Hoy tiene más de mil millones de descargas y cada mes alcanza ocho millones más. “He aprendido dos cosas”, concluye Barton, “que da mucho gusto realizar lo que la gente te dice que es imposible, y que hay que proponer experiencias de manejo sencillo aunque para ello haya que resolver antes problemas muy complejos”.