Reconocimiento facial: una opción para reanudar los viajes aéreos de forma segura

El tráfico global de pasajeros en los aeropuertos creció en 2019 un 4,1% interanual, según la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, por sus siglas en inglés). En España, Aena cerró ese mismo periodo contabilizando más de 275,2 millones de viajeros. Una cifra con la que batió récord y supuso un incremento del 4,4% respecto a la del año anterior.

Hoy, predecir cuándo se volverán a estos datos parece arriesgado. La incertidumbre manda. El obligado parón de 2020 provocó que los aeropuertos españoles perdieran casi 200 millones de pasajeros. En el mundo, la demanda internacional se contrajo un 75,6% interanual.

El 64% de aeropuertos y aerolíneas invertirán en soluciones biométricas durante los próximos meses.

Lo que llevamos de 2021 no ha empezado mucho mejor. El optimismo ante la distribución de las vacunas se ha topado con las mutaciones del virus. “Instamos a los gobiernos a que cooperen con la industria en el desarrollo de estándares de vacunación, pruebas y autentificación que faciliten una reapertura de fronteras seguras y reanudar los viajes aéreos una vez que la amenaza del virus haya sido neutralizada”, pedía De Juniac hace unas semanas.

La propia IATA ha tomado la iniciativa preparando su propio documento digital de vacunación, Travel Pass; y la Comisión Europea ha presentado su propuesta para el Digital Green Pass, más conocido como el pasaporte sanitario europeo. En los aeropuertos, ya están en marcha proyectos para garantizar la seguridad de los pasajeros con el uso de la tecnología como principal recurso.

También con mascarilla

Ahora, una de las prioridades de aeropuertos y aerolíneas es conseguir que el proceso de check-in sea sin contacto. El 64% reconoce que en los próximos meses invertirán en soluciones biométricas, según recoge en su informe anual la firma de análisis SITA, especializada en la industria aeronáutica. El objetivo es “proteger a los pasajeros y al personal, mejorar la experiencia e impulsar la eficiencia”.

En el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas ya está en marcha una iniciativa en fase piloto de reconocimiento facial. “Este nuevo proyecto, que aún se encuentra en sus comienzos, tiene de novedoso la utilización de equipos móviles tipo tablet”, explican a D+I desde Aena.

Además de mejorar la seguridad en todos los trámites aeroportuarios, “estos dispositivos podrán trasladarse de una puerta de embarque a otra, agilizando el proceso de atender más vuelos y destinos”.

Para evaluar el sistema, Aena está realizando pruebas en dos líneas: una nacional (Madrid- Asturias) y otra internacional (Madrid-Bruselas). Cuenta con la colaboración de Iberia, como aerolínea operadora; Inetum, como empresa integradora de sistemas; y Thales, como proveedor de tecnologías biométricas y procesos de validación de identidad.

La iniciativa ha recibido el apoyo del CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial), a través del programa de cooperación I+D, con el objetivo de buscar nuevas formas de operar en el sector del transporte aéreo en el contexto de la covid-19.

“En el desarrollo de nuestros pilotos de reconocimiento facial estamos siempre en continua búsqueda de nuevas funcionalidades para mejorar la experiencia de viaje del pasajero en el aeropuerto”, afirman desde Aena. “Este proyecto incluye la posibilidad de mejorar las capacidades de detección, por lo que podría llegar a identificar a un pasajero incluso con la mascarilla de protección”.

Sistema de embarque optativo

El Adolfo Suárez Madrid-Barajas no es el único ni el primer aeropuerto que implanta un sistema de reconocimiento facial. “Con la pandemia, los operadores aeroportuarios se han visto obligados a acelerar sus procesos de transformación digital dirigidos, la mayoría de ellos, a mejorar la experiencia de sus usuarios. Uno de los primeros fue el de Beijing”, explica Miguel Mendoza, responsable comercial de biometría de Thales en España, a D+I.

El instalado en este aeropuerto, similar al piloto de Madrid, tiene por objeto agilizar el embarque del pasajero. “El usuario elige en el momento del check-in si quiere utilizar este método de identificación o prefiere el modo tradicional. En Beijing, donde el sistema está operativo desde 2020, solo se utilizan quioscos. La diferencia con el proyecto de Madrid es el empleo de dispositivos móviles y ordenadores”, aclara Mendoza.

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