La cooperación y el concepto de ciudadanía universal. ONG-ICLI

El retrete es salud, dignidad y riqueza. Este es el título de un artículo publicado por la Fundación We Are Water en la revista iAgua, del cual hemos tomado algunos párrafos.

Desde 2013 se ha elegido un día al año: el 19 de noviembre, para ser el declarado como día mundial del retrete.

“Aseos y empleo”, el lema que lanzó Naciones Unidas en 2016, para concienciarnos y reflexionar sobre cómo el saneamiento, o su ausencia, puede afectar a los medios de subsistencia de los más necesitados y cuáles son las soluciones viables para esta lacra.

Hay más de 2.400 millones de personas sin acceso a servicios básicos de saneamiento, como retretes o letrinas. Esta situación es la principal causante de que 1.800 millones, utilicen una fuente de agua contaminada con materia fecal, lo que provoca la propagación de múltiples enfermedades infecciosas, como la diarrea, por la que mueren cada día unos 1.000 niños.

Pero la falta de saneamiento básico no es sólo un problema higiénico y medioambiental. Es un freno al desarrollo en todos los sentidos. Lo es desde el punto de vista social, pues las enfermedades infantiles desestructuran las familias y las comunidades; y lo es desde el económico, pues cada año se gastan más de 1.700 millones de dólares en el tratamiento de enfermedades infecciosas transmitidas por el agua.

Por otra parte, las mujeres y las niñas que carecen de la privacidad del retrete sufren constantes agresiones sexuales y robos, y las adolescentes que menstrúan en escuelas que no disponen de aseos adecuados tienden a no asistir a clase esos días.

La falta de acceso al retrete ha creado también una lacra sociocultural: la defecación al aire libre. Los 946 millones de personas que aún la practican no conocen otra posibilidad. El retrete no está integrado en su cultura, pues nunca ha existido en su grupo social o étnico. Hay pues mucho trabajo que hacer en educación asociado a la implementación de las letrinas y el saneamiento para que las instalaciones sean sostenibles y así los beneficios socioeconómicos sean tangibles.

Las soluciones al problema tienen que provenir pues de un enfoque multidisciplinar y participativo. Se tienen que tener en cuenta conjuntamente los factores económicos, tecnológicos, climáticos y culturales de las zonas afectadas. Asegurar que todos los pasos que se den sean sostenibles es fundamental para lograr el Objetivo nº 6 de Desarrollo Sostenible: Agua limpia y saneamiento.

ICLI con su granito de arena está contribuyendo a este objetivo en los proyectos que acometemos, especialmente en Zambia donde en los ámbitos rurales se practica la defecación libre. Por eso nos hemos solidarizado con el programa “Lessons for Life” que nuestro socio local Village Water Zambia está implementando en las escuelas en colaboración con el gobierno de Zambia.

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