El Día de África, también conocido como el Día de la Liberación Africana, es una festividad anual celebrada cada 25 de mayo por la Organización de la Unidad Africana. Esta celebración conmemora un hito importante en la historia del continente.
El 15 de abril de 1958, activistas y líderes políticos africanos promovieron la primera Conferencia de Estados Independientes Africanos. A pesar de una representación reducida, esta conferencia fue significativa al ser la primera de carácter panafricano en suelo africano. En esta conferencia se estableció el African Freedom Day, un día anual que simboliza la determinación del pueblo africano para liberarse de la dominación y explotación extranjeras.
Cinco años después, en la ciudad de Addis Abeba, Etiopía, se celebró la Primera Conferencia de Estados Africanos Independientes. El 25 de mayo de 1963, líderes de 32 estados africanos se reunieron para formar la Organización de la Unidad Africana (OUA). En ese momento, más de las dos terceras partes del continente habían logrado la independencia. Tras este encuentro histórico, la fecha del Día de la Liberación Africana se trasladó del 15 de abril al 25 de mayo, y el África Freedom Day fue renombrado como African Liberation Day (ALD).
Aprovechando esta celebración, desde ICLI creemos que es oportuno reflexionar sobre el continente africano ya que estamos realizando proyectos de cooperación en ese continente con el objetivo de mejorar la vida de las personas y fomentar el desarrollo.
África es un continente de diversidad y contraste. Al sur del Sahara, conocido como el continente negro, es una tierra rica en cultura y recursos, pero también marcada por la historia de la esclavitud y la emigración.
Una mirada sobre el continente nos refleja las características más comunes, entre la mayor parte de los países africanos, que definen el contexto actual:
1.- Pobreza Extrema: África es hogar de 1200 millones de personas, de las cuales 450 millones viven en la pobreza extrema. Según el Informe del Banco Mundial sobre las Crisis Alimentarias 2022, al menos 1 de cada 5 africanos sufre hambre, y unos 140 millones enfrentan inseguridad alimentaria aguda. Además, la guerra en Ucrania ha encarecido las importaciones de trigo y aceite de girasol, agravando la situación, especialmente en África Oriental, donde la sequía es severa.
2.- Crecimiento Poblacional y Desempleo Juvenil: África es un continente joven, pues el 60% de la población tiene menos de 25 años, y cuenta con el mayor crecimiento poblacional del mundo. Según el Banco Mundial, la población crecerá en 740 millones en las próximas tres décadas, y anualmente 12 millones de jóvenes se incorporarán al mercado laboral. Sin embargo, solo se generan 3 millones de empleos formales al año, dejando a más del 60% de los jóvenes desempleados.
3.- Pobreza Institucional: La gobernanza en muchos países africanos está en manos de élites que controlan la política y la economía. La mayoría de los sistemas de gobierno son democracias autoritarias o no democráticos, lo que contribuye a la desigualdad, la pobreza y el subdesarrollo. El libro “Por qué fracasan los países” de Acemoglu y Robinson demuestra que el desarrollo de un país no depende de su riqueza o ubicación geográfica, sino de sus instituciones inclusivas y democráticas.
4.- Riqueza de Recursos Naturales: África posee vastos recursos naturales, pero estos no siempre se traducen en desarrollo. Los países ricos en petróleo y gas dependen de estos recursos para su PIB, lo que los hace vulnerables a las fluctuaciones del mercado internacional. Algunos países han comenzado a diversificar sus economías a través de políticas públicas en agricultura (el 60% de la tierra cultivable está sin aprovechar) e industria, pero hace falta también una transformación social para un desarrollo sostenible.
A pesar de los enormes desafíos que la situación actual requiere, África tiene un futuro prometedor si se enfoca a las siguientes estrategias:
1.- Buen Gobierno y Mejores Instituciones: Fortalecer la gobernanza y las instituciones para asegurar una administración transparente y efectiva.
2.-Gestión Macroeconómica Adecuada: Desarrollar una gestión macroeconómica que diversifique las economías y fortalezca la resiliencia frente al cambio climático.
3.-Educación y Formación: Invertir en la educación y formación de la población joven para incrementar la cualificación y la productividad.
Un enfoque de buen gobierno, diversificación económica y educación puede transformar el continente, haciéndolo una región de referencia en el futuro.
Hay mucho camino que andar y en ese camino, liderado por africanos, los gobiernos y las empresas de países desarrollados y las ONG tenemos un papel de acompañamiento para alcanzar un crecimiento sostenible y equitativo.