¿Cuáles son los retos que están afrontando a día de hoy muchas de las organizaciones?
Cuando hablamos de un cambio de infraestructura, es un cambio tan grande como el que se sufrió a finales de los 90 con las plataformas virtualizadas. De hecho, antes todas las soluciones eran físicas.
Podríamos definir la situación actual como una explosión de dinamismo. Buscamos agilidad de aplicaciones, generarlas e innovar de manera eficaz y rápida. Pero no nos olvidemos que el mayor uso de esas apps será en inteligencia artificial y plataformas de pago, basándonos en las necesidades empresariales habituales. No podemos movernos a una plataforma nueva olvidándonos de la parte de robustez.
Hacerlo con estándares de seguridad y fiabilidad
Todos queremos tener una solución que lo abarque todo. Cuando hacemos un pago con el móvil, todos nuestros datos de la tarjeta y del banco se quedan registrados. La parte buena de este hecho es que si la aplicación se cierra o el móvil se reinicia, al volver entrar a la app el proceso no se pierde y el cliente no tiene que empezar la elección de compra ni rellenar los datos de nuevo, si no fuera así se podría interpretar como una mala experiencia para el usuario. Pero por otro lado, que tengamos todos estos datos sensibles registrados por defecto en nuestro móvil puede colocarnos en una posición de vulnerabilidad.
Uno de los principales problemas es la explosión del dato. El dato desde la pandemia de la Covid-19 está en todas partes. Hablamos de datos y carga de trabajo que un año y medio atrás no era necesario proteger a los niveles que se requiere a día de hoy.
Además existe una enorme presión por la explosión de datos críticos que nos lleva a preocuparnos por el cumplimiento de las políticas de privacidad. Sufrimos una mayor exposición a ataques por parte de cibercriminales, también debemos añadir que hay apps complejas, nuevas herramientas de nicho que se han hecho más comunes.
El 60% de los datos en 2023 estarán distribuidos
Este hecho genera un mayor riesgo de pérdida de datos y consecuentemente un nuevo desafío. Filtraciones, fugas de datos y el acceso de autorizado a los datos. Debido a esto hay nuevos imperativos legales y una fuerte presión social para proteger esos datos, desde un punto de vista tanto legal como de reputación corporativa.
Cómo ha afectado la pandemia, ha generado una capacidad de escalar con la demanda del mercado y la motivación de mantenerse al día. Pero todavía hace falta una automatización y mejora de los procesos. Asimismo, trae cosigo mayores costes de almacenamiento y de protección. A esto lo podemos denominar: brecha de integridad empresarial.
Se recomienda encarecidamente cerrar la brecha de integridad empresarial, incrementar los temas que tengan que ver con la seguridad,mitigar los peligros cibernéticos contra el ransomware o cualquier tipo de violacion. Especial atención a la gobernanza de datos, además de tener otra vista de nuestros propios datos. Y por supuesto transformar esos datos, permitiendo que se reutilicen en todos los entornos, y se tenga un mayor acceso y conectividad a todos los datos, generando data inside. Y por último, como usuario tener una experiencia unificada.