Teletrabajo: ¿se ha consolidado en España?

El número de personas que trabajan en remoto se ha duplicado desde el estallido de la pandemia en España.

La pandemia obligó el pasado año a un millón de personas a enfrentarse a una experiencia nueva: el teletrabajo irrumpió en la vida de muchos empleados y puso a prueba su capacidad de adaptación. La cifra, destacada en la última encuesta de población activa del Instituto Nacional de Estadística (INE), se sumaba a las 950.000 personas que ya laboraban a distancia en 2019, lo que en total suponía que casi dos millones de españoles teletrabajaban. Casi un año después de que miles de empresas implantasen con cierta incertidumbre el trabajo en remoto, las conclusiones sobre la eficacia de este modelo son dispares e incluso contradictorias. Mientras que algunos trabajadores destacan que tienen más tiempo libre (un 75,7%, según datos de la plataforma de trabajo Fiverr), otros aseguran que jamás repetirían tal experiencia (un 30,6%). Los especialistas lo analizan como dos caras de una misma moneda: por un lado, trabajar desde casa reduce el absentismo, mejora la huella ambiental y fomenta la conciliación; pero por otro, aumenta la sensación de aislamiento, el sedentarismo y el estrés.

El experto en teletrabajo Manel Fernández Jaria, asesor de altos directivos y profesor de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), es claro: “Lo primero que hay que entender es que no es lo mismo teletrabajar que llevarse la oficina a casa. Y también, que el trabajo en remoto no solo consiste en encender un ordenador desde el domicilio. Hay puntos importantes para hacerlo bien”. ¿Qué se ha estado haciendo mal? ¿Cuáles son las claves para entender el futuro de esta forma de trabajar?

Pasado: una crisis que configuró la primera ley del teletrabajo

La poca experiencia que se tenía sobre la materia se combatió con “la mejor versión que afloró entre los trabajadores durante la pandemia”, considera Fernández Jaria. El esfuerzo fue tan grande que el 66% de las empresas españolas aumentaron su productividad durante el tercer trimestre de 2020, según un estudio de la consultora tecnológica Capgemini. El profesor de la UOC explica que esa determinación a la hora de teletrabajar puede durar un tiempo, pero no siempre. Así ha sido. Tras varios meses de trabajo en remoto los profesionales empezaron a afirmar que se sentían más cansados (un 56% como consecuencia de la conexión permanente, según el mismo informe). El Gobierno detectó que las nuevas circunstancias estaban rodeadas de lagunas legales, lo que dio lugar al Real Decreto-ley 28/2020 sobre el teletrabajo, que entró en vigor el pasado octubre.

Presente: aprendiendo a teletrabajar (bien)

A punto de que se cumpla el primer año del estallido de la pandemia, las empresas y los trabajadores siguen adaptándose a la realidad del teletrabajo. Tanto, que el 55% de las pymes reconoce haber acudido a profesionales para que les ayudasen a digitalizarse, según Fiverr. Esta encuesta muestra una radiografía de cómo se encuentran muchos empleados: uno de cada tres ha aumentado de peso, muchos comen de forma poco saludable, practican menos deporte y sufren más dolores musculares y de cabeza. Mientras que muchos trabajadores lo achacan al teletrabajo, Fernández Jaria no duda en apuntar en una sola dirección: “No sabemos teletrabajar”.

Para ser más productivos, señala el experto, hay que empezar a cumplir varias medidas básicas. La primera: seleccionar un espacio adecuado, donde uno se encuentre a gusto. “Hay que rediseñar el nuevo salón-oficina o el rincón donde se ha establecido. Y aunque pueda parecer que es una cuestión intrascendente, tener ese lugar reforzará la productividad”, recomienda Fernández Jaria. Su teoría es simple: que nuestra mente sepa que hay un cierto espacio que separa la actividad laboral de la doméstica. La segunda medida supone fomentar el orden en el sitio de trabajo, lo que reducirá el posible estrés y hará ganar tiempo cuando se necesite encontrar algo con urgencia.

La tercera medida se basa en definir bien una rutina de trabajo. La nueva modalidad ha permitido que miles de trabajadores puedan organizar su día a día con mayor flexibilidad. Pero también es un arma de doble filo si no se sabe aplicar bien: jornadas de trabajo hasta altas horas de la noche, comidas a deshoras, etc. La clave principal, dice Fernández Jaria, es planificar los objetivos de cada día y discutir con la empresa la viabilidad de los tiempos. También es necesario acordar con los superiores cuál va a ser la rutina y cuáles serán las horas en las que se deberá estar conectado. “Muchas veces, el jefe llama a un empleado y no está. Y cuando uno no está nuestro cerebro lo último que va a pensar es que está ocupado en otra cosa”, explica. Lo ideal es que sea el jefe el que dé pautas para que cada cual construya su rutina.

Futuro: una nueva forma de trabajar

Las últimas encuestas determinan que, cuando la pandemia esté controlada, el teletrabajo seguirá. El 76% de las pequeñas y medianas empresas (pymes) mantendrá este modelo tras la crisis, según Fiverr. Los beneficios son múltiples: reducción del coste de los alquileres y de los gastos de viajes, incremento de la productividad… ¿Pero hacia dónde van las nuevas tendencias?

Una vez establecidos los hábitos que señala Fernández Jaria y la aplicación de la ley, el siguiente paso es la promoción dentro de las empresas de planes de salud y bienestar.

Banco Sabadell puso a disposición de sus empleados psicólogos para aprender a afrontar los nuevos escenarios. “En Banco Sabadell, de la mano del equipo sanitario de ASPY, contamos con un protocolo de actuación para ayudar a causa del virus a nuestros empleados a gestionar el estrés emocional que puede provocar esta situación. El primer paso a seguir es el de realizar un cuestionario que ayudará a valorar el grado de estrés del trabajador o de la trabajadora y, entonces, a partir de los resultados, se realizará una llamada telefónica o videollamada para iniciar la atención psicológica”, explica Joan Lluch, director de Prevención de Riesgos Laborales de Banco Sabadell.

En este punto, los especialistas centran el foco en las relaciones sociales entre empleados que, con la nueva forma de trabajar, corren el riesgo de aislarse. Fomentar la idea de equipo, cuenta Fernández Jaria, será una de las ocupaciones de los responsables. “Es importante también que las empresas inviertan en prevención para la salud emotiva. Anticiparse al problema es la mejor solución”, destaca el experto.

Otro punto a tener en cuenta serán los recursos que las empresas tendrán que destinar a la ciberseguridad de sus empleados. No solo con programas y entornos seguros, sino también con cursos sobre la materia. La digitalización en general será una cuestión de supervivencia para muchos negocios, por lo que formarse en este campo y aprender de las nuevas tecnologías y de los modelos que vayan saliendo será una apuesta segura.

Artículo publicado en El País

 

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